El domingo 12 de abril se ha hecho la peregrinación a pie desde Castagnito a Alba, organizado por las Hijas de San Pablo, para recordar la figura de la Venerable Tecla Merlo, originaria de Castagnito, que fue una de las primeras seguidoras del padre Santiago Alberione, fundador de la Familia Paulina.
Hace 100 años, exactamente el 27 de junio de 1915, Tecla fue a pie desde Castagnito a Alba para encontrar por primera vez al Fundador, en la Iglesia de los Santos Cosme y Damián. Allí Tecla dijo «sí» a la propuesta de don Alberione: llevar a Cristo con la prensa y con los modernos instrumentos y tecnologías de la comunicación. Después de aquel encuentro, junto con otras jóvenes ha seguido a Don Santiago Alberione en el inicio de la rama femenina de su institución, las Hijas de San Pablo, siendo su primera superiora general.
Con motivo del Centenario de fundación de las Hijas de San Pablo (1915-2015), más de 100 personas participaron en la peregrinación tras los pasos de Tecla. Al evento participaron jóvenes provenientes de las zonas circundantes a Castagnito y Alba, familias, algunos consagrados de la Diócesis de Alba y un grupo de jóvenes hermanas Paulinas, provenientes de catorce naciones del mundo (Colombia, Pakistán, Filipinas, Nigeria, Camerún, Congo, República Checa, Vietnam, Rumania, Madagascar, Singapur, Estados Unidos, Malasia, Mozambique) que se preparan para los votos perpetuos, un grupo de nuevas jóvenes de la República Checa y de Eslovaquia.
Durante todo el camino el alcalde de Castagnito, Pierfelice Isnardi, caminó con los peregrinos. Después de la Celebración Eucarística en la iglesia parroquial donde Tecla fue bautizada, los participantes iniciaron el camino deteniéndose para una visita guiada en su casa natal, para después llegar a la Iglesia de los Santos Cosme y Damián en Alba, donde se les unió el concejal de la ciudad, Leopoldo Foglino, representante del alcalde. De allí se dirigieron hacia la Casa Madre de las Hijas de San Pablo.
Durante toda la peregrinación una gran Biblia, llevada abierta a turno por los participantes, ha hecho visible la razón de los millones de pasos dados en los caminos del mundo por las Hijas de San Pablo en 100 años.
Para todos fue una experiencia inolvidable de alegría y hermandad, de universalidad y de fe.