Con el corazón lleno de alegría y de gratitud, junto a sacerdotes, religiosos, cristianos, conocidos, colaboradores y parientes, se conmemoró en Antananarivo, capital de Madagascar, el Centenario de fundación de las Hijas de San Pablo. La celebración eucarística, presidida por el asistente nacional de religiosos, se enriqueció también por la primera profesión de una novicia y de acción de gracias por la profesión perpetua de cuatro hermanas malgaches hecha en Italia el pasado mes de junio.
Durante la homilía el celebrante subrayó que muchas cosas se han realizado en estos años de presencia paulina en Madagascar, pero que muchas quedan aún por hacer. Es necesario tener confianza en el Señor, porque Él tiene confianza en nosotros. La jornada concluyó con un momento de fiesta en el ambiente familiar y convival de la comunidad.